Derecho de vida: Miradas ecofeministas en el arte costarricense

Fecha

Del 8 de marzo al 5 de junio de 2023.

Horario

De lunes a domingo de 9am a 9pm

Derecho de vida reúne las propuestas de 17 artistas costarricenses bajo el enfoque del Ecofeminismo. Mujeres de diferentes territorios, generaciones, poéticas, procedencias sociales y vínculos con el universo de lo artístico, que ponen en perspectiva la unidad de lo diverso invitando a reflexionar sobre problemáticas que afectan sus entornos y que ponen en riesgo el equilibrio individual, local y planetario. Referencias múltiples a la crisis ambiental, social, económica y a las innumerables situaciones de violencia que se manifiestan en todos los órdenes y que amenazan la condición de ser, estar y permanecer.

Desde su surgimiento en la década del 70 del siglo XX, las posturas Ecofeministas han advertido sobre las consecuencias devastadoras del capital expandido, de las desigualdades de género; han denunciado sin pausa las explícitas y sutiles formas de agresión contra todo aquello que no forme parte del juego sucio del consumo exacerbado, el inminente agotamiento de los recursos naturales, las consecuencias de la repartición desigual de riquezas y han instalado la necesidad de generar acciones frente a los peligros apremiantes de una sociedad patriarcal basada en jerarquías arbitrarias y en modelos de desarrollo que obvian, intencionalmente, el real alcance de sus impactos negativos para la vida humana y para el equilibrio ecológico. Es decir, se han pronunciado en favor de un desarrollo sostenible, de la justicia medioambiental, de la solidaridad alimentaria y de una sociedad inclusiva. Hasta el momento, las intenciones y acciones se preservan y replican. El resultado, sin embargo, no es alentador. Las políticas neoliberales que protagonizan el panorama del (des) orden mundial no han hecho más que afianzar las estructuras patriarcales, el beneficio económico de unos pocos y han acentuado las situaciones de violencia y marginalización social en la mayor parte del planeta.

Con más de 50 años de una lucha incesante por ser escuchadas, atendidas, visibilizadas, reconocidas, las mujeres que dieron origen y rostro al Ecofeminismo, desde Simone de Beauvoir (Francia 1908-1986) hasta Vandana Shiva (India, 1952) y Alicia Puleo (Argentina, 1952), han trazado un itinerario de investigación dirigida a encontrar posibles respuestas a interrogantes que permanecen abiertas: ¿existen relaciones dialógicas entre las formas de dominación hombre – mujer, ser humano-naturaleza? ¿son estas relaciones desiguales, basadas en agresiones e invisibilización de roles biológicos, la causa y la consecuencia del mundo en crisis en el que vivimos hoy?

Las perspectivas teóricas que las contestan son múltiples, las formas de abordaje desde el ejercicio catalogado como artístico, también. Es por eso que en este mapeo indagatorio de los escenarios del Ecofeminismo en Costa Rica convergen diversas miradas que no resultan de colocar el visor en el lugar de una subjetividad normativizada. Todo lo contrario, son una aproximación inicial a construcciones de sentido desde las preocupaciones viscerales que atiende el Ecofeminismo con la intención de compartir experiencias que aluden a estos temas en trayectorias artísticas consolidadas, propuestas experimentales y acciones de mujeres gestoras costarricenses.

Todos estos avatares e imaginarios revelan la permeabilidad entre feminismo y ecologismo, los cruces simbólicos y las relaciones objetivas entre mujer- cuerpo-naturaleza- territorio. Desde sus discursos, sus poéticas y sus propias voces exponen la convicción de que interactuar, denunciar, sanar, transgredir límites impuestos y proponer acciones colectivas que potencian complicidades es un camino para recuperar derechos arrebatados que no sólo replantean el orden social, sino que son una condición irrenunciable de la dimensión biológica de la existencia.

Artes visuales y escénicas, música, proyectos comunitarios, ecoperformance, agricultura orgánica, innovación de materiales textiles, cine documental confirman la inexistencia de un tipo de arte clasificable como ecofeminista. Se trata más bien de una actitud cultural, de una postura ético-política, de un propósito compartido dirigido a suprimir la redundancia de los modelos coloniales, de un llamado de atención sobre la necesidad de actuar ante problemáticas multisituadas a través de la transformación de los entornos inmediatos para trazar la ruta hacia una sociedad más justa y equitativa, menos depredadora. En esta actitud convergen la ciencia, la crítica social, la generación de espacios políticos y la capacidad creativa desde el enfoque del arte expandido. Se trata de proyectos emancipadores e inclusivos que evidencian la capacidad de resiliencia al tiempo que denuncian situaciones de violencia contra el ser humano y las otras especies que habitan el planeta, reivindican y honran la naturaleza como único soporte del ecosistema, proponen modelos económicos alternativos, resguardan el valor de la ancestralidad y de la memoria y reafirman el rol de género a través de la capacidad regeneradora que identifica el ser mujer en detrimento de los estereotipos. Derecho de vida reitera la urgencia de reconfigurar las jerarquías, de atender la crisis planetaria en virtud de un desarrollo sostenible y, sobre todo, enfatiza en la necesidad de detener procesos devastadores e irreversibles contra la vida implementando acciones inmediatas que nos permitan reconstruirnos para reconstruir.

Marta Rosa Cardoso Ferrer

Curadora

Artistas:

Adela Marín Villegas e Iracema de Andrade  – Alexa Barboza Joseph – Cinthya Soto – Daniela Martén – Elia Arce – Laura Cruz – Lucía Madriz – María José Bejarano – Mariela Richmond – Mimian Hsu Chen – Priscilla Romero – Roxana Brizuela – Sofia Ureña Lab – Susana Sánchez Carballo – Verónica Alfaro Rodríguez – Verónica Navas – Herederas. Dir. Silenny Calderón Montero


Panorámicas de sala


FICHAS TÉCNICAS DE LAS OBRAS

 

Elia Arce, Glass Ceiling (Techo de cristal), 2020. Instalación fotográfica.

Elia Arce, Jiwasa, 2020. Videoarte.

 

En aymara, la primera palabra que se enseña es Jiwasa que significa nosotr@s, la primera persona no es “yo” como enseña Occidente, es nosotr@s.

Jiwasa, fue creada durante el confinamiento del primer año de la pandemia. Este aislamiento me puso cotidianamente en contacto directo con decenas de insectos y aves que vivían a mi alrededor. Todas las semanas estas aves entraban a mi casa y revoloteaban un rato dentro de ella; pero otras veces al no poder ver el cristal de las ventanas, se golpeaban fuertemente contra estas y casi nunca sobrevivían. Yo me di a la tarea de tratar de rescatarlas; y fue así como comencé a documentar sus caídas, a cuidarlas y a sepultarlas con mucho cuidado y compasión. Me comencé a identificar con estas aves quienes volaban sin percibir los obstáculos invisibles que les causarían su muerte. Una relación estrecha de angustia e impotencia nació al miedo de no poder volver a respirar libremente.

Con el tiempo las piezas se entrelazaron y sus resonancias se extendieron al darme cuenta de que estaban directamente ligadas. Mis fotografías para Techo de Cristal, la pieza que había comenzado a elaborar un mes antes, ya era una continuación que dialogaba con Jiwasa y viceversa. En inglés Techo de Cristal, significa “Glass Ceiling”, una descripción reconocida extraoficialmente por los estudios de género como la limitación velada del ascenso profesional de las mujeres y miembros de las minorías. Es un conjunto de normas no escritas que son difíciles de traspasar y que impiden a las mujeres seguir avanzando. Fue durante el proceso de la creación que las capas de sus significados comenzaron a multiplicarse e hicieron que estas dos piezas al final fueran una para la otra.


Cinthya Soto, Estudio de Revés, 2002 (De la serie Artificio- Natura, 2002). Videoinstalación. Cámara de vigilancia, alfombra sintética, flores plásticas, tubo de PVC, monitor de 5.6”.

 

Sirviéndose de esa cierta “naturalidad” con que la mediatización tecnológica trastoca nuestra percepción de la realidad, pero lejos de cualquier acercamiento de oposiciones binarias, la serie Artificio-Natura juega con la permeabilidad entre ambas construcciones conceptuales.

Estudio de revés apela al autorreconocimiento individual en un contexto ficticio e invita a reflexionar sobre las implicaciones de los simulacros como recurso de manipulación y expresión de violencia contra la naturaleza humana y sus entornos.


Laura Cruz, I am nature, 2020. Registro de ecoperformance grabado en Parque Nacional La Cangreja, Costa Rica.

La ecosomática es la acción de habitar el paisaje desde una conciencia ecológica de pertenencia. I am nature es un registro de vivencias ecosomáticas en donde la premisa es respirar con la tierra, sintiendo su sostén y sus texturas, activar nuestra sensorialidad, siendo raíces y jugar a crear paisajes corporales o acciones de mimetismo desde la intimidad.

Laura Cruz, Animalia, 2019. Registro de ecoperformance grabado en Playa San Agustinillo, Mazunte, México.

Exploración en el agua de los patrones evolutivos de movimiento de distintas especies que poseen columna vertebral. Esta exploración sucede a través de la corporeización de la esencia del movimiento animal en un medio líquido, la cual vive en nuestra memoria genética. Se incorporan aspectos tribales y rituales relacionados con la capacidad humana de estar sumergidos sin respirar, en apnea, donde el reflejo de inmersión mamífera es activado

Laura Cruz, Registro de práctica ecoperformática en el paisaje acuático de la playa Cocles, Caribe sur de Costa Rica, playa Cocles, 2022. Encuentro Internacional Water/Earth Contact, tercera edición.

Esta experiencia eco performativa invitó a los participantes a moverse a partir del ritmo y pulsión del contacto y del océano, de la misma forma en que se mueve un cardumen. Durante los 5 días del encuentro, se enfatizó en observar y conocer los corales qué habitan esas aguas, a través de un estudio danzado de paralelismos entre los corales y los huesos por su composición de calcio y esponjosidad; también mediante prácticas contemplativas, de observación subacuática desde la danza, en el mismo entorno marino.

Me interesa la práctica artística, desde el ecoperformance y la ecosomática como un medio de investigación de las relaciones que se establecen entre la naturaleza y la corporalidad humana, en particular, el cuerpo, como componente de un ecosistema. De esta forma he logrado acumular una gran cantidad de información sobre la conexión humano-naturaleza, utilizando herramientas diversas provenientes de la danza contemporánea y la improvisación de contacto.

En el ecoperformance, las acciones no se realizan necesariamente para un público sino más bien para el lugar. Se busca entrar en estados que de alguna forma disuelven la individualidad humana. Les performers no son el agente central, sino un componente más del entorno que se adapta, se integra e interactúa con el ambiente a partir de la información que recibe de él. Las imágenes no son pensadas para la cámara, son la memoria del reencuentro íntimo humano-naturaleza.

Mi punto de partida es la consciencia de que somos naturaleza y de que el agua es el lugar de origen de todos los seres vivos, por ello asumo la naturaleza, sus espacios, su diversidad como un hogar de interrelaciones. Crear y participar del eco performance es una estrategia para enfrentar y revertir las acciones consumistas y extractivistas que sólo desean tomar del entorno beneficios sin retorno en lugar de establecer relaciones de reciprocidad y cuido con él. Parte de mi trabajo es gestionar experiencias colectivas para diseminar estas prácticas.


Mimian Hsu Chen, El elusivo lugar a donde pertenezco, 2023. Ensamble de bordados.

 

Esta imagen sugiere varias lecturas. Una de ellas es la representación de un ecosistema pequeño de musgos, hongos y líquenes, un microcosmos que puede ser descubierto sólo por quien se interna en un bosque y se detiene a explorar un universo que pasa desapercibido: plantas microscópicas que crecen en lugares inhóspitos y que, aparentemente aisladas e invisibles, desarrollan estrategias de supervivencia, propagación y reproducción impresionantes.

 También puede ser percibida como un mapa (utilizo el formato estandarizado para un mapa mundo, 116 x77cm) que sugiere la vista, a vuelo de pájaro, de una isla o quizás de un territorio habitado por miles de vidas que, desde la distancia, conforman un paisaje difuso, un territorio impreciso, constituido por micro mundos imperceptibles pero existentes.

 Puede ser también una abstracción, una imagen que remite a las anteriores, pero sin esbozar un contenido preciso. Texturas y colores se alejan de lo narrativo y ponen en valor las técnicas recuperadas, desde el universo de lo simbólico, como una forma de conectar con la historia del arte feminista interseccional que presenta el needlework como una práctica que contiene significados culturales multifacéticos. A pesar de que el bordado ha sido un mecanismo de control para confinar las energías de las mujeres a una tarea, también ha sido una salida para poder expresar sus frustraciones y deseos.

 Más allá de todas las interpretaciones posibles esta imagen es una invitación a descentralizar la mirada.


Priscilla Romero, Indicios, 2013-2019. Grabado. Latexgrafía.

 

Indicios es una serie diferencial dentro del corpus de obra de mi producción artística ya que me acerco al cuerpo con la intención de potencializar su ambigüedad, para repensar el fragmento en tanto signo que rompe con la unidad indivisible de sentido que se ha normalizado en nuestra sociedad históricamente.

 Cada impresión remite a una huella latexgráfica extraída del cuerpo propio, un proceso técnico mediante el cual se registran las marcas de la piel y en el que se recomponen las formas para que estas cobren múltiples niveles de significado; se expande así la noción y representación de lo corporal a una dimensión paisajística y natural. Un pezón podría remitir a un cráter, una vagina a un crustáceo o una flor…

 Cada Indicio, nos da pistas para indagar en su posible dualidad utilizando la ambigüedad de las apariencias entre el cuerpo vegetal y el cuerpo femenino; lo realmente importante es borrar las fronteras del cuerpo propio, entendiéndolo como parte de un ecosistema biológico y revelar las conexiones ocultas en un corpus mundo, en términos fenomenológicos, donde al margen de nuestro género, sexo, edad, política o religión, color de piel o estrato social, somos parte de un ser-en -el-mundo, ese espacio que compartimos bajo la misma piel y sus fragmentos significantes.


Verónica Alfaro Rodríguez, Entre A y B, 2018. Muebles de madera recuperada. 

Verónica Alfaro Rodríguez, Instalación, 2018. Serie de 5 bocetos

 

Dos espacios conectados por una distancia. Distancia que marca pautas, jerarquías e imposibles encuentros. Entre A y B nace de la reutilización de piezas recuperadas de un espacio habitacional en constante destrucción y de la insistencia y posibilidades de ensamblarnos juntas. Explora el diseño de estructuras, de los pequeños movimientos que enmarcan distintas dinámicas de poder, absurdas comunicaciones y funcionalidades ya obsoletas.


Roxana Brizuela, Autobiografía, 2019. Libro Arte. Técnica Mixta.

 

Crear me permite fusionar mi identidad de mujer, de humana, de naturaleza con el Universo que nos cobija y que a la vez nos habita. Me permite explorar posibles respuestas a preguntas inquietantes: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde pertenezco? A través de la experimentación, me construyo y me reconstruyo, me conecto en una especie de resonancia continua con múltiples dimensiones.

Autobiografía es un libro fusión entre el Libro de Artista con su espíritu de creación espontánea y el Libro Álbum con su explícito universo narrativo a través de la imagen. Con hilos viajo a mundos inusitados y entro en un espacio de silencio, lo recorro con un soplo, me fundo con la naturaleza, me transformo en un pájaro bordado con viejas y nuevas puntadas… y vuelo. Los hilos que recorren el cuerpo del libro son cómplices de memorias, miedos, desgarramientos, violencia, invisibilización; pero también son cómplices de capacidad de resiliencia, de regeneración, de transformaciones y de nuevos caminos.

Los libros abren un espacio íntimo para quienes los crean, pero también para quienes pueden leerlos, explorarlos, sentirlos y permiten recorrer libremente un territorio en el que siempre podemos descubrir lo que tenemos en común.


Mariela Richmond, Mojojoy Agri-Cultura, 2018 -2023.

Mariela Richmond, Envenenadas ESTAMOS, 2023. Instalación.

 

Mojojoy Agri-Cultura es un proyecto de Agricultura Orgánica de desarrollo rural en San Rafael de Heredia. A través de procesos de trabajo en y con la tierra, reconocemos que el concepto de desarrollo no se trata de monocultivos y enormes y costosas tecnologías, se trata de relaciones locales donde un pequeño sistema agroalimentario sostenido por personas es capaz de ofrecer caminos hacia una economía que se hace volviendo a tejer las relaciones vivas del ecosistema para cosechar riqueza. Desde la vinculación con los procesos del arteducación, hacemos y compartimos el conocimiento que otras y otros campesinos ya nos habían dejado, tratamos entonces de hacer comunidad, construir un espacio habitable en el campo, para todos los seres que acompañan el proceso de cosechar suelo fértil.

 Envenadas ESTAMOS, muestra el otro lado de moneda, las situaciones nada favorables para las y los campesinos del país y de la región. Las páginas de la Revista Agroecología, Revista Campesina, son el marco para acercar la mirada a un archivo documental de esta crisis que se acentúa mes a mes en distintas áreas de la agricultura. A través de la palabra ESTAMOS entrevemos una serie de envases que contienen semillas que hemos ido guardando a través de los años, resultantes de nuestro propio trabajo con la tierra, como una forma de sanar, conservar, reivindicar su condición natural y reconstruir una agricultura libre de agrotóxicos.

 Recuperar las semillas es el enfoque que une las dos caras de una misma moneda y una forma de poner en la mira el acervo poderoso que ellas representan, los saberes ancestrales que guardan y recuperar la información genética de un suelo que con la paciencia, el trabajo y el posicionamiento político, puede incidir y desestabilizar un sistema enfermo, mostrando que sí se puede sostener una soberanía alimentaria, una semilla criolla, un saber anclado al bosque, el derecho de trabajar la tierra sin químicos y disfrutar de nuevo del valor de la Naturaleza.


Verónica Navas, Serie: Efectos de la medicina botánica, 2022. Acuarela y carbón sobre papel vegetal.

Verónica Navas, Mapa desde la casa hasta caléndula, 2022. Grafismo en Jícara.

 Verónica Navas, Ritual de epitelización, 2022. Vídeo.

 

Me interesan los puestos de plantas medicinales dentro de las ciudades ya que son espacios donde se articulan sentidos comunales entre humanos y plantas. Estas inteligencias vegetales sostienen una red de bienestar humano que ocurre paralelamente a la interacción mercado – extracción – cuerpo – territorio. De ahí surgen preguntas cómo: ¿Quiénes sostienen el cultivo y el saber sobre plantas medicinales? ¿Quiénes acceden a ese recurso y por qué? ¿Cómo comprendemos el sanar? ¿Cómo sano una herida colonial? Desde estas preguntas y del ejercicio consciente de la territorialidad nacen estos dibujos y acción en donde cultivo una jícara, la vacío y le detallo un mapa desde el lugar en donde vivo hasta el lugar donde están las plantas medicinales. Así mismo, preparo una infusión y baño de flor de caléndula, que es una de las plantas que recomiendan para cicatrizar una herida en la piel.

 El habitar o los modos de hacer generan una carga simbólica en el espacio. Sanar una herida colonial implica reconocer y reconstruir un conocimiento situado para entablar una nueva relación con el entorno. Yo decido recurrir a las plantas a donde voy ya que son quienes enseñan otros tiempos, otras relaciones con la Naturaleza y al observarlas desde la ciudad descubrimos cuales normas, reglas y procedimientos han sido impuestos por un sistema que nos ha separado de estas otras maneras de vincularnos a la vida, a la memoria y al sanar. Tomar conciencia de esto es parte de los efectos de la medicina botánica que ofrece un punto de partida para construir y retomar nuestro derecho a sanar.


Alexa Barboza Joseph, Intimar espacios, 2021. Registro de performance.

 

Barreras físicas son creadas por humanos para contener y limitar la noción de territorio. Barreras sociales y mentales intentan limitar la naturaleza, la condición femenina, el cuerpo mujer. Opresiones simultáneas acontecen todo el tiempo, intentan controlar, estereotipar, condicionar, subyugar la libertad de lo orgánico y lo natural.

 El árbol de madero negro es utilizado en Costa Rica y Centroamérica para crear límites siendo parte de las estructuras enrejadas de los “alambre de púa”. Intimar espacios busca reivindicar el uso del árbol de madero negro, recuperando su valor, al utilizar su flor para confeccionar y compartir alimentos. Recupero una receta tradicional para alimentar a mis vecinos y compartir esta comida con personas de la comunidad atravesando las puertas, muros o cercas que nos separan. Al dar y recibir la comida, se desestructuran simbólicamente las barreras impuestas dando paso a la conexión, a la cercanía, a la destrucción de los límites físicos y sociales. Desde el entendimiento del acto creativo como forma de alimentar, nutrir y crear, se subvierte el de oprimir, separar y agredir entornos rindiendo tributo a la memoria heredada, a la ancestralidad de una condición identificada con lo femenino: proteger, cuidar, proveer.

 Propongo una forma de documentar la memoria, reivindicando el valor de la forma de documentar sus recetas de mi abuela y de repensar los ciclos de vida de la materia natural y de los entornos que habitamos generando nuevas conexiones que resultan sumamente poderosas y que expresan el valor de la sororidad.


Daniela Martén, Diosas en Eclosión, 2020 (Diosas: Corteza, Arcilla, Culebra, Semilla, Volcán, Espiral, Sangre, Tierra, Ser). Pinturas en acrílico, tinta y carboncillo sobre papel de algodón.

 

Las Diosas en eclosión son una interpretación pictórica del origen de la creación, de la energía primigenia, de la Naturaleza diversa que hizo y hace posible la complejidad del ecosistema planetario; son una invocación al respeto de la Madre Tierra que, a través de sus múltiples formas, proporciona alimento material y espiritual a la humanidad, más allá de territorialidades y diferenciaciones impuestas.

 Desde la recuperación icónica de signos ancestrales, evocan el matriarcado como primera forma de organización social y dignifican a la mujer desplazada y agredida, reiteradamente aludida y subestimada desde la visión patriarcal de su genitalidad. Son también una referencia a las múltiples formas de violencia de que son objeto Mujer y Naturaleza mostrando el enfrentamiento de contrarios antagónicos que pugnan por el equilibrio: vida y muerte, encierro y libertad, contención y fuerza, vulnerabilidad y resistencia como una forma de visibilizar la capacidad de resiliencia y la ineludible potencialidad regeneradora del gran útero cósmico del que dependemos para existir.


Adela Marín Villegas + Iracema de Andrade, Espectros de agua, 2021. Videoarte. Creación y concepto visual, fotografía y edición (Adela Marín, Costa Rica); Composición musical y electroacústica, eCello de 5 cuerdas y diseño de audio (Iracema de Andrade, Brasil/México.

 

Espectros de Agua es una pieza audiovisual colaborativa, que parte de la discusión y contribución entre dos creadoras, traslapando ámbitos disciplinares distintos, música e imagen, que conllevan procesos creativos simultáneos desde la sororidad y el diálogo. La obra surge de acercamientos conceptuales a inquietudes femeninas y humanas, que derivaron en la búsqueda de arqueologías personales, familiares y sus contextos espaciotemporales, para generar material sonoro y visual, aportando insumos recíprocos en cada área.

El proceso creativo se aborda desde las dos dimensiones que constituyen la propuesta, la sonora y la visual. En el caso específico de la dimensión visual se construye desde dos ejes: el primero, la memoria biográfica, el cuerpo como forma de continuidad de los antepasados y los elementos cosmogónicos relacionados con arquetipos de lo femenino; el segundo, la utilización de conceptos regentes como la Media biografía, la Foto-biografía y las Arqueologías familiares.

La obra explora la línea materna de una de las autoras, originaria del sureste de Brasil y procedente de una familia urbana capitalina de Río. Se establecen vínculos con el elemento cosmogónico femenino del agua, donde la sangre, el hilo, las venas, los ríos, la fluidez y la madre, son metáforas de un cordón umbilical que une el cuerpo de las antepasadas y los antepasados con el cuerpo del presente, en un continuo de experiencias y fluidos vitales que van configurando y reconfigurando su ecosistema.


Lucía Madriz, Forsalismo (For Sale), 2006. Instalación con hierba y cemento.

 

El término forsalismo lo escuché por primera vez en la radio, por ahí del 2005. Este se refería al fenómeno de la venta de terrenos en las zonas rurales de Costa Rica -costas, montañas y ríos-  con rótulo.El deseo de vivir cerca de la Naturaleza incluye el de la ‟comodidad“ lo que significa la creación de calles pavimentadas, parqueos, piscinas, campos de golf, etc. En este caso la Naturaleza es vista como un artículo para ser adquirido, utilizado y explotado, en fin, para ser colonizado.


María José Bejarano Salazar, Desde Adentro, 2021. Retratos performáticos.

María José Bejarano Salazar, Desde Adentro, 2021. Video danza.

 

Sostenibilidad desde Adentro es un proyecto que nació en una conversación entre las mujeres y la tierra, entre la regeneración del suelo y la regeneración de nuestras vidas internas. Nos propusimos entrar en contacto con nuestras historias de vida como ecosistemas vivos que guardan memorias antiguas. Memorias que se narran en nuestros gestos, en nuestros cuerpos en movimiento y que brotan en vínculos creativos.

 Con herramientas de la Danza Movimiento Terapia, el teatro social, la improvisación en danza y el performance, durante los 20 encuentros realizados en 2021 en la Finca El Casquilllo ubicada en la zona de Los Santos, se fueron develando aspectos de las historias de vida contenidas en nosotras mismas. Trabajar en esta zona de Costa Rica, representa un acercamiento a la ruralidad, un mundo pleno de misterios que el arte hace brotar a través de imágenes, danzas, sonidos, letras. Un territorio con problemáticas sociales muy complejas en temas de género, entre las que se encuentran un alto número de mujeres que han asumido el rol de cabezas de familia, y que muestra también una circunstancia donde la vida se impone sobre las dificultades y se renueva.

Sin ánimos de abarcar todo el proceso vivido, exaltamos aspectos que nos conectaron con momentos de oscuridad y otros que nos conectaron con nuestra posibilidad de soñar, de apostar por la vida, de recuperarnos. Así, las historias de vida individuales fueron encontrando lugares comunes y se fueron entretejiendo para revelarnos temáticas más amplias que respondían a la pregunta: ¿qué significa ser una mujer de Los Santos? La respuesta se da con esta muestra audiovisual que contiene dieciséis retratos performáticos y una video danza. Una muestra que ofrece pinceladas de tres conceptos vivos y traslapados: mujer, cuerpo, territorio. Conceptos todos en constante transformación, con nuevas propuestas e intercambios potenciados entre ellos. Conceptos que dialogan todo el tiempo y que consolidan identidad, sentido de pertenencia, raíz. Decidimos contar en la etimología del narrar, así como contar en la etimología de ser tomadas en cuenta. Las historias de vida de las mujeres de Los Santos cuentan la historia de su realidad y revelan conflictos, incertidumbres y autoafirmaciones que viven su contexto.


Herederas, 2022. Dir. Silenny Calderón Montero. Documental filmado en Fray Casiano de Madrid, Puntarenas, Costa Rica. Producción y diseño de sonido: Ignacio “Nacho” Barrantes. Dirección de Fotografía: Guarlos Vargas. Edición: Encuadre Azul. Asistente Dirección y Producción: Sofía Corrales. Una producción de ENCUADRE AZUL

 

A medida que desaparecen los peces en el mar también lo hacen las nuevas generaciones de pescadoras artesanales…

 A través de las manos de Ainara, una niña de 8 años que deviene símbolo de un futuro incierto se pinta en un papel blanco la incertidumbre sobre lo que vendrá. El camino hacia un mar en agonía, cada día más contaminado y con menos peces, es emprendido por una abuela pescadora a punto de retirarse, y una niña, quien aún no sabe si la pesca sea la mejor opción para su vida. Ambas nos conducen a su cotidiana realidad mostrando aspectos normalizados de sus vivencias dentro de una estructura explícitamente patriarcal en las que se minimiza el rol de las mujeres, considerándose incluso esta actividad una labor sin aparente legado femenino y en la que cada día hay menos oportunidades para las mujeres.

 Máxima, la abuela, es una señora costarricense, adulta mayor, originaria de una zona conflictiva de Puntarenas quien toda su vida se ha dedicado a la pesca artesanal y al acompañamiento de su esposo Luis, con quien comparte esta faena. Ella y sus demás nietas mostrarán la abnegación y las duras horas de trabajo que se requieren para sobrevivir en un lugar donde se respira y vive de la pesca y, aunque enfrenta los días con una jocosa actitud, también oculta los dolores en su rodilla y las tristezas de su mundo interior, lleno de complejos por ser quien es, al haber escogido una vida que ni la sociedad, ni su entorno valoran y respetan en su justa dimensión.

Documentando las experiencias en las que conviven estas dos generaciones de pescadoras artesanales del Golfo de Nicoya, reflexionamos sobre la actual situación de la mujer en los territorios costeros de Costa Rica y las implicaciones de la pérdida progresiva de un recurso natural alimentario. El fin de la pesca artesanal representa, además, la pérdida de una herramienta de conservación ambiental, de identidad e igualdad de género en una industria dominada por hombres.


Sofía Ureña Lab, Esto que crece y crece, 2023. Instalación. Vidrio, acrílico, madera y celulosa bacteriana.

 

 

Actualmente cultivo celulosa bacteriana para integrar en mi práctica artística tejidos vivos, amigables con el ambiente y los acompaño de objetos/materiales encontrados, prolongando su vida útil y creando una obra en constante cambio y transformación según su materialidad, el uso o desuso de la misma y su vinculación con el entorno. Me motiva la necesidad de proponer a través del arte y el diseño, posibles alternativas que permitan repensar las materialidades y con ello, repensarnos como sociedad ante la realidad de un mundo en crisis como consecuencia de las actuales dinámicas autodestructivas, incitadas por el consumismo material.

Cultivar un material alternativo me ha permitido experimentar un modo de vida que no conocía; uno mucho más consciente y desacelerado. Me apropio de procesos y vocabulario relacionados con el arte, la ciencia, el textil y la agricultura como un ejercicio constante para entender, desdibujar y redefinir nuestro vínculo con las materialidades y con los objetos que nos rodean.

A las posturas ecofeministas se asocian actividades como el cuido y la responsabilidad con el ambiente. Me reconozco en ese lugar, proponiendo desde mi trabajo una posible solución al cambio climático y la crisis ecológica. Esto que crece y crece es una invitación a identificar, de lo micro a lo macro, aquello que en nuestras realidades se nos ha enseñado a invisibilizar, desvalorizar e incluso negar. Es una advertencia sobre el peligro que supone la imposición de obviar aquellas pequeñas cosas, invisibles a nuestros ojos, pero que nos pasan por el cuerpo, nos han moldeado y desequilibrado y ahora nos resulta indispensable identificar para generar nuevas estrategias de convivencia. Asumir el reto de redefinirnos como seres humanos y habitar respetuosamente nuestro ecosistema implica poco a poco el desmenuzar nuestra forma de vida, e identificar hasta las más pequeñas cosas que nos afectan e impactan.  Es decir, Esto que crece y crece y finalmente se desborda…


Susana Sánchez Carballo, Costa Rica’s Million Dollar Gift of Happiness, 2020. Fotografía digital.

 

A partir de los eslogan Costa Rica ‘s Million Dollar Gift of Happiness y Essential Costa Rica, que han sido utilizados para promocionar turísticamente al país en el mercado internacional, propongo una reflexión sobre las relaciones realidad-ficción desde una perspectiva crítica que alude a la imagen creada de un país que, ante los ojos del mundo, se identifica como un espacio de paz y una suerte de “paraíso tropical”. La venta de esta imagen artificial y artificiosa pretende desconocer los conflictos y las formas veladas de agresión que se manifiestan en muchos ámbitos de la vida social costarricense: la xenofobia, la transfobia, el racismo, la misoginia y una extensa lista de acciones violentas que se obvian en virtud de sostener una falsa apariencia de comodidad y bienestar.

En esta obra se construye la palabra Costa Rica inmersa en la quietud aparente de un paisaje lejano configurado a partir de superposiciones entre fotografías de naturaleza y noticias periodísticas que exponen y denuncian problemáticas sociales y acciones violentas contra los pueblos originarios costarricenses. Por ejemplo, el asesinato del líder Sergio Rojas*, miembro del clan Uniwak del territorio Bribri de Salitre, miembro fundador de la coordinación del Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI) y del Consejo de Autoridades Propias Defensoras de la Madre Tierra, ocurrido el 18 de marzo del 2019

Exponiendo casos reales, difuminados por la vista idílica del paisaje, se alude a conflictos frecuentemente invisibilizados o desplazados por los medios y los discursos políticos en un país en el que se reconocen síntomas de retóricas colonialistas, existe desigualdad de derechos para las minorías segregadas y en el que los y las líderes de las comunidades originarias son objetos de acciones violentas cuando se enfrentan a las estructuras de poder para defender sus territorios y el derecho de preservar sus tradiciones ancestrales.

*En septiembre del 2020 la Fiscalía de la República anunció el sobreseimiento y archivo del caso del líder Sergio Rojas, pero por la presión de la ONU y otras organizaciones internacionales y nacionales se reanudó la investigación que aún se encuentra en curso.

 

RESEÑAS

En la revista de arte contemporáneo Fatalísima, pueden encontrar el análisis y reflexiones en torno a la muestra del reconocido crítico de arte y curador Luis Fernando Quirós: https://luquiva.wixsite.com/misitio-1/post/miradas-ecofeministas-en-el-arte-contempor%C3%A1neo

La revista digital Delfino también se hace eco de la exposición: https://n9.cl/4zv7x

CRÉDITOS

Curaduría

Marta Rosa Cardoso Ferrer

Director Centro Cultural de España en Costa Rica

Ricardo Ramón Jarne

Producción y gestión

Iris Lam Chen

Diseño

José Alberto Hernández

Montaje

Elliott Morris

Impresiones

T-Copias

Vector 4

Del 8 de marzo al 5 de junio de 2023

Centro Cultural de España en Costa Rica