Fecha
Martes, 11 de junio de 2024.
Horario
6 pm
En coordinación con la Asociación Costarricense de Escritoras (ACE) y el grupo Picos Rojos, las noches de poesía en El Farolito de este mes, rinden homenaje a la poeta costarricense Olga Goldemberg.
La actividad estará presentada por Marta Rojas Porras, presidenta de la ACE, y la escritora Yadira Calvo.
Jaime Gamboa, Héctor Gamboa, Camilo Gamboa y Faustino Chamorro darán voz a los poemas de la autora, mientras que la musicalización de algunos versos estará a cargo de Guadalupe Urbina, Amelia Trejos y miembros del grupo Malpaís.
Participantes
Olga Goldenberg. Estudió Literatura y Ciencias de Lenguaje y Pedagogía en la Universidad Nacional, de la cual fue docente. Coordinó la Red Latinoamericana de Educación y Economía Popular para el Consejo de Educación de Adultos de América Latina y el Área de Defensa del Derecho al Desarrollo Humano Sostenible en la Defensoría de los Habitantes. Fue Consultora en Género y Desarrollo Humano para el Proyecto Informe Estado de la Nación. Escribe desde la adolescencia pero sus libros de poemas han sido publicados ya jubilada: Itinerarios al margen, Primer lugar en Concurso de Poesía Editorial UCR, 2014; Sombra que soy, Editorial Germinal, 2016; Espirales del silencio, Encino Ediciones, 2022.
Malpaís. Integrado por seis músicos de gran trayectoria en círculos tan diversos como el de la nueva canción, el jazz, el rock y la música clásica, Malpaís se formó en 1999 y dio sus primeros conciertos en el 2001. Desde la salida de su primer disco, llamado lacónicamente “Uno”, en el año 2002, Malpaís fue recibido como un fenómeno con personalidad propia. Sus canciones sonaban distinto a todo lo que se había hecho antes en Costa Rica (o en otras partes, dirán algunos), y sin embargo el público se identificó con ellas de inmediato.
La mezcla de ritmos, las influencias variadas, que oscilan entre el folclore centroamericano, los sonidos celtas, la balada rock, el son caribeño y el jazz fusión, le han permitido a Malpaís proponer una novedosa experiencia a quienes los escuchan “en vivo”. La gran ductilidad, la experiencia y destreza técnica de los músicos hace que los conciertos resulten contagiosos incluso para quienes no conocen las letras de las canciones. El grupo le debe su nombre a la playa de Malpaís, el Paraíso. Un mal nombre para un lugar tan bello. Una contradicción. Quizá tan contradictorio como el nombre de la propia Costa Rica, que durante siglos fue el rincón más pobre del continente.