Fecha
22 de mayo de 2025
Cuando Fiorella Gómez – mejor conocida como Fiorella Fuego – tenía nueve o diez años, sus papás la llevaron a el Teatro El Triciclo en San José. Fue a ver una obra llamada “Los fabulosos reyes de la comedia” y en ese momento, su vida cambió. Se convirtió en una de las experiencias más trascendentales que la llevó a querer hacer teatro.
La artista escénica costarricense es originaria de Alajuela y eso le presentó varios retos, ya que no tenía tanta facilidad para encontrar teatro en el área. Sus papás investigaron de lugares donde ella podría perseguir esa pasión que descubrió a tan temprana edad. De niña llevó varios talleres de teatro infantil y luego, en la adolescencia aprendió de manera más formal sobre la disciplina artística en la Universidad Nacional (UNA).
Cuando decidió qué carrera universitaria estudiar, entró a la Escuela de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica (UCR). Ahí, empezó a enfrentarse a nuevos obstáculos en el mundo académico.
“El primer año, particularmente, fue muy difícil. Fue sentir como: es que, si no es esto, no es nada. La frustración. Ahora es que ya he madurado y tengo otra perspectiva, pero yo recuerdo que mis 18 años si no me sacaba una buena nota”, dijo Fuego. “O me daban acotaciones que nunca había recibido y no sabía cómo canalizar, me preocupaba. Sentía que ya no sabía qué hacer con mi vida. Ya ahora, una dice: no, mirá. Hay un montón de cosas que también están dentro del teatro y demás que pueden jugar. Realmente, fue una pasión desde niña”.
Esa pasión por el teatro la llevó a graduarse este año de la UCR. El mismo día de su graduación en febrero tuvo una grata sorpresa de mucha motivación e inspiración para lo que seguía en la vida de Fuego.
“Justamente, el día que era la graduación, me avisaron que había sido ganadora del proyecto. Entonces, eso resultó bastante motivador”, dijo Fuego.
Había sido ganadora del fondo “Fuera De” de nuestro Centro para dirigir la obra “Los Hombres Blancos Deben Morir: Juego interminable” del dramaturgo español Ignasi Muñoz. El proceso para dicha obra empezó cuando Fuego estaba en la universidad en el 2024. En ese entonces, estaba llevando el último curso de su carrera y se encontraba investigando una frase en específico.
Se metió a Google a buscar “hombres blancos teatro”. En ese curso estaba trabajando en un proyecto donde quería que una de sus actrices – también colega y amiga – hiciera referencia a que el teatro siempre ha sido creado e impulsado de manera histórica y mayoritaria, por hombres blancos. Eso generó una profunda curiosidad en Fuego de querer investigar cuáles eran esos hombres blancos.
En un principio, Fuego pensó en el inglés William Shakespeare y el ruso Konstantin Stanislavski, pero se topó con una grata sorpresa.
“Cuando hice esa búsqueda, me salieron reseñas de esta obra [Los Hombres Blancos Deben Morir: Juego interminable]. Entonces, yo investigué y no es la primera vez que me pasa. Ya me ha pasado que leo sobre una obra de la cual no encuentro el texto”, dijo Fuego.
Le escribió al autor Ignasi Muñoz explicándole su situación y en eso, Muñoz le respondió. Le envió el texto de la obra y al leerla, Fuego se enamoró del producto dramatúrgico en primera instancia. Empezó a comentarle a sus amistades y profesores sobre la obra. Luego, vio la convocatoria del Centro e hizo click. Pensó: esta es una obra de un texto español. Cuando recibió los resultados de que había ganado el fondo, uno de sus profesores la felicitó.
Las personas a su alrededor le decían que se acordaban de cómo ella pasaba hablando sin parar sobre la obra el año pasado. Esa obsesión por la pieza la hizo darse cuenta que su primer paso para dirigir y crear una obra es conocerse a sí misma. Sacar el tiempo para ella y buscar cuál es su motor creativo. Encontrar eso que resuena y conecta fuertemente con ella. Eso que la mueve.
Fuego se define a sí misma como una artista escénica emergente porque esta es la primera obra concreta que presenta en su carrera teatral. Es una artista que siempre está en formación y es alguien que encuentra en el humor un gran ejercicio creativo para comunicar mensajes sumamente complejos y sensibles.
“Yo soy una persona que se ha destacado por su sentido del humor o su necesidad de hacer chistes”, dijo Fuego riéndose. “Un [chiste] que tengo ahora, que te puedo contar, es que tengo algo tatuado y es esto”.
Tiene la palabra “algo” literalmente tatuada en su cuerpo. El humor corre por su sangre. Es su manera de lidiar con las dificultades de la vida y los temas complejos de las obras.
“Yo creo que un concepto puede ser hacer un chiste y cuando una hace un chiste, una está atendiendo o ejercitando su pensamiento creativo”, dijo Fuego. “Entonces, realmente, la creatividad es algo que va de la mano con el arte”.
Fuego tiene una razón fuerte con el concepto de crear un chiste y utilizar el humor como herramienta para convertir el teatro con temas sensibles y complejos en algo más digerible para la audiencia. Viene de lo que le enseñó su hermana mayor. Ella le decía a Fuego que prestara atención al trabajo del actor de comedia inglés Charlie Chaplin.
Fuego entendió que Chaplin ponía en jaque temas políticos muy importantes a través de la comedia. Esa lección de su hermana se le quedó grabada en la mente y encontró por medio del humor en el teatro una manera de presentar temas trascendentales a nivel social.
“Lo que me gusta es justamente eso. La posibilidad de dar a conocer o darles voz a temas muy sensibles que tal vez de otra forma no se les daría protagonismo”, dijo Fuego.
Eso es justamente lo que hace a través de su dirección de la obra “Los Hombres Blancos Deben Morir: Juego interminable”. El título por sí solo genera una reacción en quien se topa por primera vez la pieza. Es un título que Fuego describió como un enganche. Una vez que la audiencia se adentra en la experiencia estética del teatro, se da cuenta que realmente la obra trata el tema de violencia contra la mujer desde un lugar de la comedia para generar preguntas en el público. Fuego explicó que esto es para que la obra no sea cansada para los espectadores.
“Cuando la cultura de la cancelación. Cuando, de repente, salen un montón de publicaciones de chicas quemando a este hombre, es muy cansado para todas las partes”, dijo Fuego. “Todo esto es re victimizar. Entonces, creo que yo tampoco iría a ver una obra que tenga ese tratamiento de ese tema. Porque, ¿para qué? Qué doloroso”.
Para poder darle el tratamiento desde el humor, Fuego ha estado en un proceso en donde sus actores y actrices tienen una participación activa de colaboración. Ella se ha tomado el tiempo de conversar con Sharifa Karimah, Sofía Paniagua Valle e Ignacio Pérez Chavarría para entender qué quieren aportar desde la actuación de sus personajes.
Con Ignacio tuvo un proceso exploratorio donde él buscó cómo posicionar al personaje del hombre blanco. Con Sharifa tuvo una conversación para entender por qué ciertos aspectos de su personaje se sentían raros.
“Yo le hago estas preguntas. Como: ok, ¿vos qué querés hablar de tu negritud? Y lo que ella me dice. Eso es. Como que trato siempre de escuchar”, dijo Fuego. “Aquí sí tengo una búsqueda testimonial de elles dentro de la misma ficción”.
Además de la colaboración con su equipo, la dirección de Fuego busca que la audiencia se pregunte cuál es la solución al problema de la violencia contra la mujer. Por medio de esta obra, también ha dejado en claro qué significa ser mujer desde el teatro y lo que implica el machismo en la cultura.
Para ella, el machismo es uno de los mayores responsables de las injusticias actuales y ser mujer es tener el súper poder de estar siempre precavida. Algo que ella considera que también puede ser una maldición porque es vivir en un estado de alerte de manera latente. Ser mujer también significa cuestionarse si se identifica con la feminidad.
“Es este estado constante de alerta y de duda que a veces también depende del momento del ciclo menstrual en el que una esté también. Como saber que una es un ciclo y una es cambiante”, dijo Fuego. “Es tener también la responsabilidad hacia una de estudiar su cuerpo y sus cambios. También ser mujer es anotar cómo se siente una en tal fecha y después compararlo”.
Aunque Fuego no aparezca actuando en la obra, ese concepto de ser mujer está presente. Logra mezclarlo con el humor que le funciona para hacer un statement a través del teatro. Es su teatro humorístico con una fuerte pasión que vive en un momento fugaz. Es crear una experiencia estética efímera donde la audiencia se cuestione los problemas sociales del presente.
Esa necesidad de hablar de estas temáticas la devuelve a sus tiempos de la adolescencia cuando estaba en un colegio católico. A Fuego le gustaba mucho el ideal de solidaridad que el colegio promovía. La capacidad de la transformación social y la idea utópica que ella consideraba como resistencia. Esos ideales llevaron a Fuego a cuestionarse si querer ser actriz era un acto egoísta. Su amor y pasión por el teatro la hicieron descubrir el verdadero sentido su arte humorístico que crea por medio de la dirección teatral en esta obra.
“Al poder hacer este discurso a través del teatro, descubrí que me permite hacer todo lo que no es egoísta. Darle voz a los que no pueden o no quieren”, dijo Fuego. “Es esa posibilidad de todo esto que yo me he cuestionado. Se hace una cohesión en lo que yo sé que me apasiona”.
Fiorella Fuego está dirigiendo la obra “Los Hombres Blancos Deben Morir: Juego interminable” del dramaturgo español Ignasi Muñoz. Este proyecto ganó el premio “Fuera De” de nuestro Centro y se estará presentando el viernes 23 de mayo (7 pm), el sábado 24 de mayo (7 pm), el domingo 25 de mayo (7 pm), el sábado 31 de mayo (7 pm) y el domingo 1ro de junio (4 pm y 7 pm) en nuestro patio.
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